Villacañas, una humilde ambición.
Os vamos a pedir una cosa antes de empezar esta publicación y es que miréis bien estas dos imágenes:
De una a otra han transcurrido exactamente, dos semanas, aunque pueda parecer una eternidad.
En la primera de ellas, vemos el resultado de una “desilusión” y entrecomillamos esa desilusión porque no es lo habitual presentarte en casa del equipo de la capital de la provincia, un histórico, siendo primero de la categoría y con opciones de dejarlo a 8 puntos de distancia de nuestro equipo.
No, no seamos ilusos pues no es lo habitual pero tampoco es algo anecdótico y hemos de darle el valor que merece porque, cuando llevamos más de la mitad de la temporada disputada, algo habremos hecho bien para estar clasificado en esos puestos de cabeza.
En ella vemos al grueso de los 400 villacañeros que se dieron cita en El Salto del Caballo para presenciar un derby en el que teníamos mucha ilusión, como decíamos, pero que perdimos. Un revés que te pone en tu sitio, donde al acabar el encuentro das la mano y felicitas al contrario a la vez que te levantas, te rebelas y trabajas con más ilusión, y con más intensidad si cabe, para estar preparado para el siguiente desafío.
En la otra, en cambio, vemos al mismo equipo “durmiendo” como primer clasificado en solitario en la categoría. Sí, has leído bien, líder en solitario de la categoría y con una sensación de que todo sale de cara, el viento sopla a favor y toda esa desilusión de la que hablábamos tornada ahora en confianza, seguridad e ilusión.
Y esto puede que, si no eres villacañero, u oriundo de la localidad y no conoces mucho de nuestro pueblo, te extrañe y no logres entenderlo. Por ello, déjanos decirte algo. Lo que ves ahora en la clasificación es el resultado de una humilde ambición.
Pero antes de tratar de explicarlo en detalle, vamos a contarte un poco más para tratar de situarnos. Primero de todo, ¿sabías que en este pueblo tenemos ilustres vecinos que han conseguido logros como estrellas Michelin, campeonatos de Europa de Snowboard o campeonatos mundiales de Motociclismo?
Pero con anterioridad a ello, ¿sabías que logramos tener equipos profesionales de ciclismo, competíamos en balonmano o que patrocinamos a los mejores equipos, y jugadores, balcánicos de baloncesto? Los Kukoc, Divac, Petrovic… eran los que dominaban el baloncesto europeo en aquel entonces.
Ah, y ante ellos nos enfrentamos en un partido exhibición con un equipo en el que competíamos con una plantilla que era la mejor de la categoría con opciones de ascender al baloncesto profesional.
¿Te has parado a pensar cómo es posible que un pueblo de unos 10.000 habitantes haya sido capaz de situarse en el mapa en ámbitos tan variopintos y diferentes entre sí?
Sí, entendemos que podría no tener lógica, o explicación sencilla, pues es difícil que sin infraestructuras, medios o instalaciones pueda resultar incomprensible que se haya conseguido todo ello.
¿Te imaginas que para lograrlo necesitáramos disponer de todos esos medios? Es decir, pistas de snowboard o circuitos de velocidad en la localidad.
O hacemos la pregunta a la inversa, ¿crees que disponer de todo ello, nos habría asegurado tener ese éxito? Probablemente no, aunque es lógico intuir que tendríamos más opciones pues esos activos ayudarían a lograrlo, como es natural. Nosotros creemos que la clave está en tener una humilde ambición y te vamos a contar el por qué…
Tener ambición te eleva a conseguir objetivos y mejorar en todos los ámbitos de la vida. Significa ser rebelde, escapar de toda lógica y no dejarse encasillar por las circunstancias ni el entorno pues esto no determinan tu futuro. La ambición es algo básico y necesario pues te invita a intentarlo, a salir del guion de lo convencional y atreverse. Es algo que te hace que te responsabilices pues te expone y te exige dar lo mejor de ti.
Si bien, todo eso suena muy bien, e incluso puede parecer sencillo, pero ambicionar no es algo que no requiera esfuerzo y sacrificio, mucho sacrificio. Además, la ambición te traerá desilusiones por no cumplir las expectativas que puedas tener e incluso te brindará, a veces, con una cura de realidad cuando los resultados no acompañen o sientas no haber estado a la altura de las circunstancias.
De hecho, es probable que, en muchos casos, te haga desistir y te inclines a abandonar. Si eres capaz de absorber esos golpes, de sobreponerte y seguir intentándolo, el camino habrá merecido la pena porque eso te hará mejor, mucho mejor, de lo que eras antes de comenzar a recorrer ese camino.
Por otro lado, la humildad te hace tener los pies en el suelo y te ayuda a ser consciente de tus limitaciones y debilidades. Es también un reflejo que muestra los atributos y habilidades con los que uno cuenta para iniciar ese cambio, de ser consecuente.
Ante todo, la humildad nos permite aprender de los demás, aceptar críticas que puedes utilizar para ser mejor. Es, en definitiva, la base sobre la que cimentar nuestra mejora.
En resumidas cuentas, la ambición sirve de palanca para conseguir grandes logros, nos ayuda a pensar en grande y a situar el foco en cotas mayores. De esta forma, nos invita a trabajar con determinación por y para ello.
La humildad nos mentaliza, y nos ayuda, a reconocer que tenemos límites y que somos nosotros mismos los que podemos minimizarlos a base de trabajo y convencimiento. Nos prepara a no desmoralizarnos y ser conscientes de que habrá contratiempos y sufrirás reveses que inviten a abandonar.
Ambas, como ves, son complementarias y lo bueno de todo esto es que cuando crees en ti mismo no necesitas que nadie más crea en ti porque esa fe y determinación es lo único que importa; pues es la clave del éxito.
Esa humilde ambición es la receta que nos ha traído hasta aquí, son los ingredientes más importantes para cosechar éxitos en el futuro y es la clave para seguir trabajando por un sueño que nos haga aún mejores.
El tiempo nos dirá si seremos capaces de conseguir, que se cumpla y se haga realidad. Mientras tanto, seguiremos disfrutando recorriendo ese camino juntos, soñando y trabajando con humilde ambición.
Frente Panocha.
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